Si algún símbolo ha eternizado su significado en Occidente ha sido el falo: voz testamentaria de la autoría y lo viril, del centralismo de la razón, y del canje entre las diferencias de los géneros. Como signo en la cultura visual moderna aparece no solo como signo del poder, sino como tejido de un despliegue metafórico de lo popular, como lo pornográfico; y entre estos símbolos el plátano ocupa, si no el pedestal, al menos un importante lugar en el imaginario moderno del erotismo masculino y la representación fálica.

El plátano ha tenido una simbología variopinta en occidente, desde icono racista hasta el elemento cómico por excelencia. Pero el plátano es un símbolo que se puede pelar, para revelar la historia de la humanidad, de las civilizaciones y de la transculturación de los pueblos.

¿Qué hechos históricos han sido responsables de la simbología de este icono? ¿Cómo ha cambiado a lo largo de la historia la visión de la fruta? ¿Qué papel ha jugado el arte en la trayectoria de este símbolo? ¿Qué ha significado esta fruta para la humanidad? ¿Cuál es su pasado y presente en occidente?

Golpes de Estado, Repúblicas Bananeras, cultura pop, el Kitsch, el hambre, el machismo más rancio, la xenofobia y su simbología, el arte más gay, la Segunda Guerra Mundial y su cambio de paradigma, Canarias -el viaje desde Indonesia-, EEUU, la CIA y sus métodos, Adán y Eva.

El plátano encarna el lugar de aquellos inmemoriales símbolos que, según Jung, flotan en la memoria colectiva de un pueblo o de una civilización. La Musa Paradisiaca, la fruta del jardín del edén, es nuestro protagonista, que nos ofrece hilo argumental y punto de vista creativo y fascinante.